Con la ayuda de nuestros expertos en audición, a lo largo de este artículo vamos a hablar sobre la hipoacusia y posteriormente de los diferentes grados de esta minusvalía. De esa manera podrás obtener la información que necesitas. El objetivo es que puedas hacerte a la idea de si realmente tienes derecho a solicitar la minusvalía o no.
¿Qué es la hipoacusia?
Podemos definir hipoacusia como la disminución de la capacidad auditiva. Esa disminución puede ser parcial o total.
Cuando hablamos de disminución de la capacidad auditiva, realmente hacemos referencia a los problemas para percibir los sonidos, es decir, no podemos escuchar correctamente. Dependiendo de la pérdida auditiva, la misma es considerada dentro de un grado u otro.
La hipoacusia no siempre es provocada por el mismo factor, sino que realmente puede tener diferentes causas. Para que puedas hacerte a la idea, podemos decir que puede venir dada por factores genéticos, infecciones, lesiones, edad o incluso exposición a fuertes ruidos. Los ruidos fuertes están provocando que cada vez más personas sufran la temida hipoacusia.
¿Hay solución a la hipoacusia?
Todo depende del grado de hipoacusia que sufra la persona. En muchos grados la solución viene dada de la mano de unos buenos audífonos. Si quieres recuperar parte de la audición para hacer una vida cómoda, lo mejor que puedes hacer es usar un buen audífono. Te invito a usar el servicio de https://preciosdeaudifonos.es/ donde podrás encontrar el audífono que mejor encaja con lo que buscas. Un buen audífono nos permite aumentar la capacidad auditiva, lo que significa que el problema se vuelve menos problema.
Es importante recordar que en el mercado podemos encontrar una amplia variedad de audífonos entre los que elegir. Los hay para pérdidas auditivas leves, moderadas y severas. Lo que está claro es que los audífonos invisibles se están poniendo de moda, tanto por estética como por mejora de la capacidad auditiva.
Cuando el audífono se queda corto, hay otras opciones que ayudan a que la persona mejore la capacidad auditiva. En este caso podemos optar por los implantes cocleares o incluso las terapias auditivas pueden ser una alternativa a tener en cuenta.
Para evitar que la hipoacusia evolucione sin control, lo más recomendable es que la persona afectada se haga pruebas auditivas cada cierto tiempo. No son dolorosas, son rápidas y nos permiten saber la pérdida real de la audición. Así podemos controlarla y tomar las medidas necesarias. Recuerda, el mayor error que se puede cometer es no escuchar correctamente y no intentar tomar medidas.
¿Qué grados de hipoacusia existen?
Actualmente existen varios grados de hipoacusia. El grado siempre está vinculado al porcentaje de pérdida auditiva que sufre la persona. Como puedes imaginar, a mayor pérdida auditiva, mayor grado de hipoacusia se sufre. Vamos a mostrarte los diferentes grados para que los puedas conocer.
- Hipoacusia ligera: es la más leve y nos muestra que la persona que sufre el problema tiene una pérdida auditiva que se centra entre el 20 y 40 decibelio. La persona suele tener problemas a la hora de escuchar conversaciones, sobre todo cuando la misma se ejecuta en un ambiente con ruido de fondo. Ese ruido provoca problemas y eso imposibilita la posibilidad de seguir con la conversación.
- Hipoacusia moderada: esta pérdida se sitúa entre los 40 y 70 decibelios. Normalmente cuando se sufre una pérdida moderada, es sinónimo de que se tiene problemas a la hora de seguir las conversaciones.
- Hipoacusia severa: esta pérdida auditiva se sitúa entre los 70 y 90 decibelios. La persona afectada sólo puede seguir la conversación si la misma tiene una intensidad de voz alta y no hay mucha distancia entre las personas.
- Hipoacusia profunda: la pérdida auditiva se sitúa por encima de los 90 decibelios. Solo se pueden escuchar los sonidos más intensos, lo que quiere decir que seguir una conversación es prácticamente imposible a no ser que casi se den gritos. El problema del grado profundo es que el audífono ya pierde su eficacia, por lo que se considera como una pérdida auditiva realmente problemática.
- Cofosis: se denomina con este nombre a la persona que tiene una pérdida auditiva total, es decir, la persona ya no es capaz de escuchar ningún sonido.
¿Cómo se puede diagnosticar la hipoacusia?
Para poder saber si una persona realmente sufre o no de hipoacusia es necesario realizar un test de audición. A través del mismo se puede diagnosticar si la persona escucha bien o mal. En caso de que sufra pérdida auditiva, el propio examen será capaz de dictaminar cuál es la pérdida real de audición.
Con la información de la pérdida de audición se puede saber el grado de discapacidad que la persona sufre. Para que te hagas a la idea, a través del test se comprueba si la persona puede escuchar determinados sonidos, se realizan pruebas de emisiones otoacústicas y se examina el oído interno. Por supuesto, estas pruebas siempre deberán ser realizadas por personas con grandes conocimientos para poder saber el grado real de la pérdida auditiva.
¿Cómo se puede solucionar la hipoacusia?
Como hemos comentado anteriormente, no hay una cura total, por lo que la solución más eficaz a día de hoy es usar un buen audífono. Dependiendo de las necesidades de cada persona, el audífono a usar deberá ser uno u otro. No hay que cometer el error de intentar llevar un audífono porque un familiar o amigo lo tiene.
Cada persona tiene sus necesidades, lo que significa que cada persona deberá llevar un audífono adaptado a su pérdida real de audición.
¿Se puede solicitar la minusvalía por sufrir hipoacusia?
La concesión de una pensión por invalidez depende en gran medida del tipo de trabajo que realiza la persona afectada y cómo la hipoacusia, o pérdida de audición, afecta su capacidad para llevar a cabo sus tareas laborales. Se evalúan varios factores, incluyendo la permanencia de los trastornos auditivos, la gravedad de la pérdida auditiva en ambos oídos, la respuesta a tratamientos de rehabilitación, y cómo la pérdida de audición afecta la comunicación verbal.
El porcentaje mínimo de invalidez asignado nunca será inferior al 33%. Estos criterios se utilizan para determinar la elegibilidad y el grado de invalidez para la concesión de una pensión por invalidez.